TRES MANERAS DE LEER EL QUIJOTE

por gascondaniel

Alfredo Pérez Rubalcaba señaló en una ocasión que en España enterramos muy bien. Que a estas alturas estemos buscando los restos de dos de los escritores más importantes que ha dado el país, Federico García Lorca y Miguel de Cervantes, indica que al menos sabemos borrar muy bien las huellas. El epitafio de Shakespeare amenazaba a quienes pretendieran mover sus huesos, en lo que Fernando Trueba calificó en su Diccionario de cine como una advertencia anticipada a las adaptaciones cinematográficas. Pero es posible que una de las condenas de los clásicos es que no los dejemos descansar nunca, entre otras razones porque ellos tampoco nos dejan descansar a nosotros: un clásico es, como decía Italo Calvino, un libro que nunca se acaba de leer, y un libro que siempre nos dice cosas sobre el presente.

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