CONTRA LA SEMANA SANTA
por gascondaniel
Hace unos años, en abril de 2010, escribí este texto sobre las procesiones de Semana Santa. Lo recupero hoy:
Ayer, una amiga mía cogió un autobús en Zaragoza. A los pocos minutos, avisaron al conductor de que tenía que desviarse de su ruta habitual porque pasaba una procesión de semana santa. Ella se bajó. Llegó a una calle en la que pasaba una procesión. Cuando intentaba cruzar, una pareja le reprochó su falta de respeto.
En semana santa, España vuelve a un pasado oscuro, de fanatismo sensacionalista. Las imágenes de las procesiones siempre me han parecido inquietantes y gregarias en el peor sentido de la palabra. Que algunos habitantes de un país moderno y democrático adopten ese imaginario irracional, expresionista y truculento, estrechamente vinculado con los fantasmas de la intolerancia religiosa, el culto al martirio y la persecución y la calumnia de los seguidores de otras fes, me resulta bastante extraño, al igual que el aumento del número de cofrades. Imagino que hay muchas razones: las creencias religiosas, el espíritu de grupo, el atractivo folclórico, la potencia de los tambores, el impulso desde los colegios y las instituciones, y, a veces, la falta de una segunda residencia en la que pasar estos días primaverales. Yo tampoco la tengo, pero desde luego en estas fechas la buscaría en Francia.
También me sorprende el entusiasmo con que los medios y las instituciones se suman a algo que representa los peores tópicos españoles. En ese sentido, que el ayuntamiento de Zaragoza haya duplicado la subvención en un tiempo de crisis y recortes necesarios me parece desolador, aunque el aumento de las visitas a la ciudad ayude al turismo y al sector de la hostelería.
La gente puede celebrar lo quiera, pero también debería poder no celebrarlo. Y lo peor de la semana santa en Zaragoza es su obligatoriedad, su interrupción de la vida ciudadana: cortes de tráfico, desvío de autobuses, ruidos que al parecer no molestan a nadie, problemas para establecimientos y peatones. En el aumento de procesiones en los últimos años y sus larguísimos recorridos por el centro hay un afán exhibicionista, una arrogante toma de las calles que son de todos para imponer con una solemnidad rayana en la amenaza un siniestro imaginario tribal.
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la semana santa., mal interpretada., solo usada como atractivo turístico., jamas se aplica., con carácter cristiano., para con su pueblo.
No tienes ni idea amiguete, se te escapa la palabra TRADICIÓN. Pero me gusta como manejas las palabras para expresar una misma idea IGNORANCIA. Luego serás de los típicos que dicen estar en contra de la globalización y su, como bien empleas en este post el termino ‘gregario’, arrebatando las culturas de muchos pueblos para seguir una forma única. Yo salgo en una cofradía. es una tradición familiar, un acto que se repite cada año. Y no, no soy ni cura ni el mayor fanático de la religión, de hecho no soy practicante y tengo mis dudas sobre la Iglesia Católica. Creo en dios pero no en los hombres.
Respeta y serás respetado. Y ahora borrame si te hace guapetón.
Besis.
Torquemada también fue una TRADICIÓN, esa de la que proviene la tuya… y podría añadir alguna más, el franquismo, la tortura en las cárceles, la sumisión al cacique, el silencio por imposición, la religión por narices en la educación; y hay más, esas que hacen de Ejpaña una grande y libre…..
yo soy de los que opina que la única iglesia que ilumina es la que arde. Pero sus permisos tendrán para salir a procesionar por Zaragoza, al igual que cualquier evento que se realice. Creo que es un atractivo turístico que ha cambiado con el paso de los años. Muchos cofrades salen por tradición mas que por devoción. Yo por ejemplo salgo porque me gusta tocar el tambor en semana santa, y porque me queda muy chulo el capirote jaja.
Pablo, ¿de verdad has declarado no ser practicante y ser cofrade? Increible. Según el dios al que «acompañas» durante horas con devoción, tu irás al infierno. Es la doctrina de la religión católica. Aunque es verdad que tradición y religión se mezclan, lo tuyo es de una hipocresía alarmante. De hecho, SALIR EN PROCESIÓN SIN SER PRACTICANTE ES LA MAYOR FALTA DE RESPETO A LA RELIGIÓN. Es una burla sin igual. Por otra parte, este artículo denuncia la paralización de la ciudad por una tradición, con lo que estoy de acuerdo. También he sufrido reproches por simplemente querer desplazarme por Zaragoza para ir a trabajar. Los participantes de las procesiones no tienen ninguna consideración por los que tenemos otras cosas que hacer.
A mi tambièn me molesta que la normalidad urbana se vea interrumpida por otras manifestaciones religiosas atàvicas y retrògradas como las cabalgatas de Reyes, la ofrenda de flores del Pilar, el rosario de Cristal o lo que sea. Es màs, me parece mucho peor tener que coger vacaciones en el Pilar, la Inmaculada, Navidades, San Valero o Semana Santa, que son fechas de celebraciones religiosas que no respetan la pluralidad de identidades culturales y religiosas de la entera poblaciòn. En un paìs verdaderamente laico, moderno y progresista estas vacaciones absurdas no existirìan y los ciudadanos asì lo exigirìan a sus gobernantes. O somos o no somos, pero nada de medias tintas, please. Salud y laicismo.
Por que tengo k aguantar día si y día también todos los días durante meses a gente tocando el tambor debajo de mi casa? No respetais mi descanso ni el de los míos. Despertais en mi mi odio más profundo. Por vuestra falta de respeto.tengo educación cristiana y estudios eclesiásticos. Pero el respeto está por encima de todo y eso no se cumple. Podéis tocar el tambor y disfrutar unos días de esa devoción. Sin problemas x mi parte. Pero los ensayos hacerlos si molestar. Tan difícil es?
Sea como fuere, en esta España aconfesional, y cumpliendo las procesiones con cuantos requisitos establece el ayuntamiento de Zaragoza para la obtención de la oportuna autorización, a quienes secundan al autor del presente texto, sólo les queda ir un poco más allá de exhibir su vasto vocabulario y limitarse a no increpar y/o molestar a quienes hacen uso del permiso obtenido. Educación y formación, a veces, se confunden.